La Responsabilidad Profesional (RC)






  1. Motivos para ser responsable:

Una de las preguntas formuladas a los encuestados (Fundación Adecco) ha sido: ¿cuál es el principal motivo que le conduce a ser responsable? Aunque en general, los directivos apuntan que no es una sola la razón que les lleva a ello, la Fundación Adecco ha querido conocer cuál es la más importante.

La respuesta es contundente: un 66,7% indica que una empresa debe ser responsable por una cuestión de principios, por un deber ético con el mundo en el que opera. Los que así han respondido, identifican a la empresa con un ser humano que ha de convivir en sociedad y relacionarse con otros actores, por lo que es imprescindible que se humanice o adquiera comportamientos morales.

Por otra parte, un 18,2% más pragmático, opina que el principal motivo para ser responsable es perseguir la rentabilidad, ser capaz de perdurar en el tiempo. De lejos, un 9,1% declara que el objetivo fundamental de la RC es mejorar la imagen de marca y la reputación, o dicho de otro modo, un 9,1% asocia la Responsabilidad Corporativa con marketing o publicidad.

Por último, un 6,1% cree que se deben promover las acciones de RC para marcar la diferencia con los competidores y caminar hacia la vanguardia o liderazgo


 
¿Y qué beneficios se obtienen de la RC? Los encuestados no dudan que éstos son muy numerosos, si bien el ganador ha sido la mejora de las relaciones con todos los grupos de interés (48,8%), seguido de la mayor de la cohesión interna (41,5%), la reputación externa (34,1%), la rentabilidad (26,8%), la fidelización y captación de nuevos clientes (14,6%) y otros beneficios (7,3%).


 
¿Y cuáles son los principales obstáculos que encuentran las empresas que necesitan mejorar? Casi la mitad, apunta que el principal freno es la falta de recursos económicos (45,8%). Probablemente, los que así han respondido, aún no tienen claro que la responsabilidad no va ligada exclusivamente a la cuenta de resultados. Además, un 16,7% opina que el desconocimiento es el principal culpable de este escaso desarrollo. La comunicación interna y la falta de implicación del comité de dirección parecen ser los principales problemas para un 14,6%. Por último, un 4,2% apunta que el clima laboral inadecuado y el tamaño de la empresa, son los principales frenos.


Tras casi cinco años de crisis, consideran la Responsabilidad Corporativa como la mejor respuesta en tiempos difíciles y el único camino para que una empresa sea sostenible y perdure en el tiempo. En el estudio Fundación Adecco podéis analizar los retos que exponen los directivos de grandes empresas.


2- La responsabilidad y la toma de conciencia.


 

En 1979 Hans Jonas publicó El principio de responsabilidad, en donde instaba al lector a:

“Actuar de forma que los efectos de tus actos sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica”. 

Esta definición del concepto de responsabilidad cobra un significado relevante cuando asistimos a la transformación de estructuras socioeconómicas basadas en un crecimiento continuo, cuya finalidad ha demostrado no ser precisamente la búsqueda del bienestar común. Esta cultura se ha propagado a través de las fronteras y desde ella hemos ido alimentando la creencia de que la prosperidad se basa en la posesión de capital. Así, damos sentido a nuestras vidas en función de cuánta materia hemos sido capaces de acumular, desconectándonos entre nosotros (pueblos, personas, organizaciones), agotando los recursos naturales. Nos comportamos de este modo porque todos lo hacen, sin cuestionarnos nuestra cuota de responsabilidad.

Hans Jonas - Filosofia sobre la responsabilidad individual


Instalados en la queja, hemos apagado la conciencia y nos hemos acostumbrado a dejarnos llevar por las circunstancias externas, que marcan (así lo creemos) no sólo el ritmo de nuestra existencia individual sino de las sociedades a escala global. Siempre hay alguna excusa, algo por encima de nosotros que nos “condiciona” a tomar o no tomar decisiones: la familia, la dirección de la empresa, los gobiernos, las entidades financieras y, últimamente, los mercados (¿qué serán los mercados?).

Delegamos constantemente la responsabilidad de nuestros actos en entidades (muchas veces no identificables) contra las que nos sentimos impotentes.

La elección sigue siendo nuestra...



Pero detrás de todas estas pantallas, la elección sigue siendo nuestra. Somos responsables de cómo nos conducimos en el día a día, del impacto que nuestras acciones y palabras causan en el entorno, del legado que transmitimos a nuestros hijos, de lo que aportamos o no a nuestra actividad profesional, de lo que podemos disfrutar y aprender de ella.


Tanto tiempo poniendo la responsabilidad fuera de nosotros mismos tal vez nos ha hecho pensar que así resulta cómodo, que la responsabilidad es como un peso, algo no deseable, mejor que se encargue otro. Nos hemos olvidado de que una persona que se sabe responsable de sus actos sopesa de antemano las consecuencias y tiene, por ello, capacidad de elección. Esa elección individual, reflexiva, nos hace libres, libres para ser y para desarrollar nuestros potenciales internos. La clave está justamente en ir retomando toda la amplitud de nuestra conciencia. 


Para ello propongo, como punto de partida, este ejercicio a fin de mejorar nuestro nivel de autoconocimiento: 

Autocontrol y Responsabilidad.

  • ·      Sentémonos a buscar dentro de nosotros, dediquémonos un espacio a descubrir cuál es nuestro deseo profundo de contribución con la Vida y a analizar con qué limitaciones nos encontramos a la hora de materializar este propósito.
  • La identificación de nuestra auténtica meta personal nos ayudará a sentar las bases de un camino profesional y vital nuevo, desde la responsabilidad y el compromiso, desde la autenticidad y la voluntad, sabiendo a dónde queremos ir, qué necesitamos para cumplir con la ruta que hemos elegido, con qué obstáculos nos encontramos, qué hacemos para superarlos.
 
Susana

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